Al pequeño no le gusta que le hagan fotos, así que hay que inventarse mil historias, pero con mi paciencia y ayuda de las tías conseguimos algunas fotos donde él mirara directamente a la cámara. Hay fotografías donde los niños nunca miran a la cámara, pero a mi no me satisface por eso siempre que lo consigo me
crece el pecho de satisfacción, jeje. Aparte de eso, ellos son una familia que poco a poco han ido formando parte de mi vida, que ocupan ya un lugar en mi corazón, y eso no tiene precio.